Este “costo” se puede categorizar en tres componentes:
- Esfuerzo cognitivo: se refiere al poder de procesamiento mental necesario para navegar por una interfaz de usuario. Una IU compleja o poco intuitiva conduce a una alta carga cognitiva y, en consecuencia, a un alto costo de interacción. Por el contrario, una interfaz de usuario simple e intuitiva reduce la carga cognitiva y el costo de interacción.
- Esfuerzo físico: esto implica el esfuerzo físico que un usuario debe realizar para interactuar con la interfaz de usuario, como la cantidad de clics o pulsaciones de teclas necesarias para completar una tarea, la cantidad de desplazamiento involucrado, etc.
- Esfuerzo de tiempo: se refiere a la duración que le toma a un usuario lograr su objetivo mientras interactúa con una interfaz de usuario. Los tiempos de carga lentos, la navegación compleja, la complejidad de las tareas, la falta de instrucciones u otros factores pueden aumentar el costo de la interacción.
En un mundo ideal, los usuarios encontrarían lo que buscan inmediatamente después de visitar un sitio web o una aplicación, lo que implica un costo de interacción cero. Esto se considera el objetivo final en la usabilidad. Sin embargo, debido a la gama de funcionalidades que ofrecen la mayoría de los sitios y aplicaciones, a menudo es inviable lograr un costo de interacción cero.
El objetivo de un sitio o una aplicación bien diseñados es reducir el costo de interacción para que los usuarios logren sus objetivos.
Esto podría implicar minimizar la cantidad de: lectura, desplazamiento, búsqueda de información útil, comprensión de la información presentada, hacer clic o tocar (sin errores), escribir, esperar a que se carguen las páginas, cambiar la atención entre tareas y recordar información para completar una tarea.
¿Cómo minimizar el coste de interacción en los diseños?
Aquí hay algunas estrategias efectivas:
1. Manten cerca las acciones relacionadas
De acuerdo con la Ley de Fitts, es más rápido hacer clic en los objetivos que están más cerca y son más grandes. Por lo tanto, las acciones deben colocarse cerca de los elementos con los que se relacionan y tener un área suficiente para hacer clic.
2. Minimiza la elección
La Ley de Hick establece que el tiempo que lleva tomar una decisión aumenta con el número y la complejidad de las opciones. Al reducir las opciones, se puede acelerar la toma de decisiones. Destacar un conjunto más pequeño de elementos recomendados o populares también puede ayudar a tomar decisiones más rápido.
3. Hacer un mejor uso de la memoria de trabajo
El psicólogo cognitivo George Miller teorizó que una persona puede retener aproximadamente siete elementos (más o menos un par) en su memoria de trabajo. Organizar la información en fragmentos significativos y manejables puede hacer que el uso de la memoria sea más eficiente.
4. Reduce las distracciones
Los elementos que desvían la atención, como banners animados, ventanas emergentes y elementos visuales innecesarios, pueden distraer a los usuarios de completar sus tareas.
5. Promover el reconocimiento
Las etiquetas de campo o los elementos del menú deben ser fácilmente visibles o fáciles de recuperar cuando sea necesario. Los usuarios deben recibir tutoriales paso a paso en contexto en lugar de pedirles que lean extensos documentos de tutoriales. Además, los formularios largos deben compactarse para que quepan en una sola pantalla.
6. Agiliza las tareas
Visualizar la cantidad total de tareas involucradas en un proceso puede identificar oportunidades para simplificar y agilizar las operaciones. Se deben considerar los pasos que se pueden eliminar o combinar sin afectar el resultado. Esta reducción puede reducir el costo de la interacción física y hacer que el producto sea más eficiente.
7. Reducir la repetición
Si ciertas tareas son repetitivas, considere automatizarlas o hacerlas más fáciles de realizar, disminuyendo así los costes de interacción física y cognitiva.
Ejemplo de minimización de costos de interacción
Piensa en un usuario en la página de un producto que quiere agregar dos sillas a su carrito, pero no está seguro del color. Necesita seleccionar un color de un menú desplegable, lo que requiere dos clics y un desplazamiento. Sin embargo, no sabe qué opciones de color están disponibles. Cuando las opciones están ocultas en menús desplegables o anidados, es posible que los usuarios no sepan que existen. Esto puede hacer que sea difícil encontrar lo que buscan y puede provocar la pérdida de oportunidades o la frustración.
Para seleccionar la cantidad, el usuario tiene que hacer dos clics más y un scroll. Después de eso, debe mover el mouse al botón "Agregar al carrito" y hacer clic en él. En este caso, agregar dos sillas rojas a su carrito cuesta cinco clics, un desplazamiento y un breve movimiento del mouse.
En el ejemplo mejorado, aplicamos el Principio de Visibilidad a las opciones de color. Esto le da al usuario una visión clara de sus opciones de inmediato, lo que reduce el esfuerzo mental y la cantidad de clics necesarios. Para cambiar el color, el usuario sólo necesita mover el mouse a una corta distancia y hacer clic una vez. Al mostrar todos los colores por adelantado, el usuario puede probar diferentes colores antes de tomar una decisión final, lo que reduce aún más el costo de la interacción. También aprovechamos el principio de diferenciación visual y reemplazamos el texto con muestras de color reales para mostrar las opciones de color disponibles. Usar el color de esta manera es una poderosa señal visual que los usuarios pueden entender rápidamente.
Para la cantidad, utilizamos un selector que permite al usuario elegir fácilmente dos sillas. Puede hacer clic en un signo más o ingresar el número directamente. Esta herramienta hace que sea más rápido y fácil hacer pequeños cambios. Por último, acercamos el botón “Añadir al carrito” al selector de cantidad para reducir aún más el coste de interacción.
Al hacer estos cambios simples, creamos una interfaz más fácil de usar. El coste total de interacción ahora es de solo tres clics y un movimiento de mouse muy pequeño.
Exploremos más a fondo cómo minimizar el costo de la interacción usando nuestro ejemplo anterior. Podemos implementar una función llamada “Comprar ahora” con un clic.
Tradicionalmente, las compras en línea exigen varios pasos: agregar artículos a un carrito, pagar, ingresar los detalles de envío y pago, y finalmente confirmar la compra. Este proceso puede llevar mucho tiempo y requerir numerosas interacciones, lo que aumenta el costo de interacción.
Sin embargo, el pedido con un clic simplifica todo el proceso. Permite a los usuarios completar una compra con un solo clic, sin pasar por la típica rutina de pago. Esta función se basa en datos de usuario previamente almacenados, como información de envío y pago, para acelerar el proceso de compra.
En el ejemplo, presentamos un botón principal "Comprar ahora". La elección entre resaltar 'Comprar ahora' o 'Agregar al carrito' como botón principal depende en gran medida de su modelo comercial y de los objetivos particulares de su interfaz de usuario. Esta adición permite a los usuarios realizar un pedido con un solo clic, lo que reduce drásticamente el esfuerzo cognitivo, físico y de tiempo requerido.
Otra forma de disminuir el coste de la interacción es utilizar mejor la memoria de trabajo. Considera un escenario donde hay un gran bloque de texto. Leerlo puede ser abrumador, especialmente cuando no es un blog sino una descripción del producto.
En la versión mejorada, aplicamos estrategias simples para hacer el texto más manejable. Dividimos nuestro texto en segmentos más pequeños y digeribles con amplio espacio entre párrafos. También introducimos subtítulos para cada párrafo. Además, aumentamos la altura de la línea del 120% al 160%, lo que facilita la lectura del texto.
¿Por qué es importante minimizar el coste de interacción?
- Satisfacción del usuario: la experiencia del usuario mejorada es el resultado de costes de interacción más bajos, lo que lleva a una mayor satisfacción del producto.
- Retención de usuarios: los costes de interacción más bajos reducen las posibilidades de que los usuarios abandonen el producto.
- Eficiencia: los usuarios pueden realizar tareas más rápido, esencial en entornos profesionales.
- Accesibilidad: las interfaces simplificadas pueden aumentar la accesibilidad del producto para usuarios con diversas capacidades.
- Tasas de conversión: los costos de interacción más bajos pueden mejorar las tasas de conversión en sitios web y aplicaciones impulsados por ventas o registros.
- Reputación: los productos con costes de interacción bajos a menudo se perciben como fáciles de usar y de alta calidad, lo que aumenta la reputación de su marca.
Conclusión
Minimizar el coste de interacción no se trata solo de crear un producto superior, sino también de alinearse con las necesidades y expectativas del usuario, lo que genera mejores resultados comerciales.