Hoy quiero compartiros mi experiencia personal en un viaje a China este verano. Todos sabemos lo tecnológicamente avanzado que es el país y ahora que lo he vivido de primera mano quería compartir mis impresiones, especialmente en lo que refiere a la “Intranet de China”.

En China, internet ha evolucionado de manera única debido a la influencia del Gran Cortafuegos que restringe el acceso a muchos servicios internacionales, permitiendo el desarrollo de un ecosistema digital propio. Un ejemplo de esta transformación es la creación de una especie de “intranet dentro del internet”, especialmente a través de aplicaciones como WeChat y sus Mini-programs. Estos programas son aplicaciones “web” ligeras que se ejecutan dentro de WeChat y otras super apps como Alipay y Douyin, y permiten a los usuarios realizar una amplia gama de actividades sin necesidad de descargar aplicaciones adicionales.

Bajo la estricta supervisión del Gran Cortafuegos, los ciudadanos chinos no tienen acceso a plataformas como Google, Facebook, WhatsApp o YouTube, que están bloqueadas. Sin embargo, la realidad digital china no es pobre ni limitada; al contrario, ha florecido con sus propias innovaciones, una de las más destacadas es WeChat, una super app que ha transformado el ecosistema digital del país.

El ecosistema de WeChat

WeChat, lanzada por Tencent en 2011, comenzó como una aplicación de mensajería, pero ha evolucionado hasta convertirse en una plataforma integral que abarca redes sociales, pagos electrónicos, servicios públicos, comercio electrónico, navegador web y mucho más. La clave de esta transformación radica en sus Mini-programs, pequeñas aplicaciones integradas que permiten a los usuarios realizar tareas dentro de WeChat sin tener que descargar aplicaciones externas. Estos mini-programas funcionan como sitios web privados, accesibles sólo a través de WeChat, creando una intranet efectiva dentro de la propia aplicación.

Los Mini-programs ofrecen una amplia gama de servicios que incluyen desde compras y reservas de taxis hasta juegos y citas médicas. Esto ha permitido que los usuarios lleven a cabo gran parte de su vida digital sin salir de WeChat, simplificando la experiencia del usuario y minimizando la necesidad de otras plataformas. Según informes recientes, hay más de 4 millones de Mini-programs en funcionamiento solo dentro de WeChat, cubriendo una inmensa cantidad de necesidades y servicios.

Un cambio radical en la vida digital de los usuarios de WeChat

Este ecosistema cerrado ha tenido un impacto significativo en la vida cotidiana de los usuarios. Mientras que en Occidente la mayoría de los usuarios dependen de una variedad de aplicaciones para diferentes tareas, en China, WeChat ha centralizado muchas funciones cotidianas. Los usuarios pueden pagar facturas, enviar mensajes, hacer compras, gestionar citas médicas e incluso solicitar préstamos, todo sin abandonar la aplicación. Esto ha hecho que WeChat sea omnipresente en su vida diaria.

Además, el uso masivo de WeChat Pay, el sistema de pago integrado en la aplicación, ha transformado la manera en que las personas realizan transacciones financieras. Desde los mercados callejeros hasta los grandes centros comerciales, WeChat Pay es aceptado en todas partes, incluso los grandes artistas callejeros cuentan con su QR de WeChat Pay para recibir propina, eliminando la necesidad de efectivo. Incluso las pequeñas transacciones diarias, como el pago de una taza de café, se gestionan a través de códigos QR, facilitados por la plataforma.

El modelo de super app no es único de WeChat. Otras aplicaciones, como Alipay y Douyin (la versión china de TikTok), también han adoptado Mini-programs para proporcionar a los usuarios una experiencia todo en uno. En conjunto, estas plataformas han creado una realidad digital en la que los chinos pueden satisfacer casi todas sus necesidades sin tener que salir del ecosistema controlado.

La deep web China

La comparación entre los Mini-programs de WeChat y la Deep Web es reveladora en cuanto a cómo opera el internet en China. Aunque los Mini-programs no son necesariamente secretos o inaccesibles por naturaleza, como los sitios de la Deep Web, sí comparten la característica de no estar disponibles a través de motores de búsqueda tradicionales o navegadores estándar. Solo los usuarios que ya están dentro del ecosistema de WeChat pueden acceder a ellos, lo que los convierte en sitios virtualmente privados, pero enormemente populares dentro de su red. Este modelo ha creado lo que algunos analistas llaman una "intranet" nacional, un espacio cerrado donde el acceso está estrictamente controlado.

Implicaciones para la privacidad y la libertad digital

Uno de los aspectos más críticos de esta "intranet" es el control. Las aplicaciones y plataformas como WeChat permiten monitorear el contenido y las interacciones dentro de la plataforma. Y especialmente la capacidad de rastrear la actividad en línea y en vida de los usuarios, limitando significativamente la privacidad. 

Un ejemplo muy clásico es ir a comer a cualquier restaurante en China, lo primero que verás al sentarte en la mesa en un QR, en el que si intentas entrar mediante cualquier navegador web el mensaje que te aparecerá es que no es compatible, por lo que el QR tendrás que capturarlo con WeChat o Alipay. Una vez capturado el QR tendrás el menú desde el cual gestionar tu pedido, el pago de la cuenta total, valoraciones y todo lo que engloba la relación con el restaurante en este caso. Este ejemplo me hace imaginar que desde WeChat no solo tienen la información de donde estoy, sino también de cómo me alimento y las transacciones económicas que realizo.

Los Mini-programs, como en el ejemplo del restaurante, al estar dentro de WeChat, están sujetos a estas reglas, lo que significa que cualquier interacción o transacción empieza y finaliza en WeChat, por lo que puede ser monitoreada y controlada.

Aunque para muchos usuarios, el ecosistema de WeChat y sus Mini-programs ofrecen conveniencia y accesibilidad sin precedentes, esta conveniencia viene acompañada de un monopolio en el acceso a la información y en la capacidad de interactuar sin ser monitoreado. Las aplicaciones extranjeras están bloqueadas o fuertemente reguladas, lo que impide el acceso a sistemas alternativos.

Innovación y futuro

A pesar de las limitaciones de privacidad, el ecosistema digital chino ha fomentado innovaciones que han superado sin duda a sus contrapartes occidentales. El desarrollo de Mini-programs ha permitido a las empresas locales crear servicios ágiles y flexibles que pueden integrarse sin problemas en la vida diaria de los usuarios. Además, estos Mini-programs han reducido la necesidad de descargar y gestionar múltiples aplicaciones, algo que está comenzando a ser replicado por plataformas en otros países, un ejemplo es Facebook que desde hace años intenta integrar mini aplicaciones dentro del mismo entorno, pero no ha tenido mucho éxito.

El futuro del internet en China parece estar dirigido hacia una mayor visibilidad internacional, ya que de forma local en el país ya tienen una herramienta que solventa la vida digital de los usuarios. Con la creciente dependencia de plataformas como WeChat, es probable que se continúe la estrategia de ignorar o cerrar el acceso a servicios internacionales, promoviendo un internet paralelo que atienda exclusivamente a las necesidades del mercado chino.

Conclusión

El internet en China se ha convertido en algo más que una simple herramienta de acceso a la información global. Bajo la influencia del Gran Cortafuegos y las políticas de control gubernamental, el país ha desarrollado su propio ecosistema digital cerrado, donde aplicaciones como WeChat y sus Mini-programs dominan la vida diaria de los ciudadanos. Aunque este modelo ofrece una enorme conveniencia, también plantea serias preocupaciones sobre la privacidad, el control y la libertad digital. El internet en China es, en efecto, una intranet nacional, un espacio digital cuidadosamente controlado que refleja tanto la innovación como las restricciones. Mi opinión personal sobre este enfoque es que no está muy alejado de las propuestas occidentales, de empresas como Google o Facebook, que también pretenden aglutinar la vida digital de los usuarios con soluciones in-app o grandes integraciones de empresas con mutuos intereses.

Referencias:

Compartir es construir